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BIPOLAR, DE ELENA MÉNDEZ

En Bipolar , Elena Méndez ha conquistado la concisión de forma y unidad de tono y estilo. Los cuentos de este libro, divididos en dos partes: “El cuerpo del delito” y “Tal vez morir en soledad” tratan —como lo indica uno de los paratextos— “sobre personajes con trastorno afectivo bipolar”. No obstante, la obra va más allá de un estado clínico. Los personajes a menudo se hallan en situaciones límite o en circunstancias extremas, cifradas por la violencia latente o explícita. Los recursos literarios son variados, pero el más evidente es el diálogo y, con él, la estilización del lenguaje para producir el efecto de oralidad, tanto a nivel léxico como sintáctico. Desde el primer texto, “Sinaloa y sus ojos cafés”, el diálogo es desconcertante, con un no menos desconcertante desenlace. En “Más vale que esté muerto”, el registro lingüístico es verosímil, lo cual resulta una virtud si tomamos en cuenta la gran cantidad de narraciones con diálogo que se publican sin atender el oído, es decir, l

ELENA BIPOLAR *

Este cuento inició en octubre. La memoria me traiciona, así que voy a mentirles si digo que fue a principios o finales de mes; lo cierto es que la víspera del Día de Muertos, Bipolar se convirtió en promesa: emprendería un viaje desde Sinaloa, allende el Pacífico, para manifestarse en la frontera del Mar Caribe. Hoy somos testigos del arribo a buen puerto de esta obra, y por gracia del destino, también de su autora: Elena Méndez. Hace apenas unos días, el escritor yucateco Raúl Renán grafiteó un mural, creado para eso –aclaro-. Estampó de puño y letra: “Ir en contra eleva el alma”. Viene a colación debido a que en su brevedad –y gracias a un lenguaje preciso-, Bipolar retrata un espíritu indomeñable, auténtico, espontáneo por consigna, al que poco o nada le importa vivir a contracorriente; ergo: es el retrato de un alma puesta en pie. En las 21 narraciones de Elena Méndez asistimos a una fiesta de altibajos, de voces que se materializan en múltiples formas. De pronto el homena

LA BIPOLARIDAD DE ELENA *

Suele suceder que, gracias a la internet, la gente es capaz de cultivar amores o amistades duraderos sin siquiera salir de casa. La taza de azúcar, el recibo de luz, el correo postal equivocado y otros artilugios que solíamos utilizar como pretexto para conocer a nuestra (o) vecina (o), han pasado por completo al olvido. Mucho más fácil resulta valerse de las redes sociales para establecer contacto con quién se nos antoje.  Siguiendo este patrón del nuevo siglo, puedo decir que tengo el honor de haber conocido a Elena Méndez primero, a través del Hotmail, y luego, por medio del Facebook. Hemos cultivado, con ayuda de la cibernética, una amistad basada en intereses mutuos: el cine, la política, la economía y, sobre todo, la literatura. Gracias a esto supe, de manera anticipada, que Elena estaba preparando un libro de relatos. Y conociendo la rigurosa formación literaria de mi amiga, imaginé que este cuentario, al publicarse, resultaría un hito en el panorama de la narrativa joven

TEÑIR DE ROJO EL CIELO GRIS

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Pero esta noche déjame reponerme de la ausencia. Necesito estar en silencio, con los ojos abiertos, que hoy como siempre seas mi insomnio . Elena Méndez, “En silencio, con los ojos abiertos” Es difícil escribir en clave erótica. Sobre todo si concebimos tal cuestión con la amplitud que requiere el término. Con esa búsqueda de los significados que implica hacer frente a la muerte. De lo que sucede cuando estamos vivos. De la descripción densa de los hechos que nos recuerdan que hay algo más allá de la rutina, más allá del dolor, más allá del sexo, incluso más allá del amor. Porque esas historias eróticas son las que se nos graban de manera más permanente en la memoria. Sonreímos hacia dentro y seguimos, en espera de que la vida se siga manifestando en nosotros todos los días. Elena Méndez entiende los matices múltiples de lo erótico. Su libro de cuentos, Bipolar, da noticia de tal entendimiento. “ Bipolar” es un término que ha alcanzado notoriedad en los ti